En las relaciones de pareja, las emociones como los celos y la envidia pueden entrelazarse y causar entonces, malentendidos y conflictos complejos de resolver.
En este artículo desgranaremos las diferencias entre estos dos conceptos y exploraremos cómo podrían estar afectando estas dinámicas en el vínculo.
¿Qué son los celos?
Los celos son una emoción que nace del miedo a perder algo valioso para nosotros porque consideramos que existe una potencial amenaza.
Suelen manifestarse, por ejemplo, cuando tememos que alguien más pueda ocupar nuestro lugar en el corazón de nuestra pareja.
Esta sensación podría estar relacionada con inseguridades o el miedo al abandono que acarreamos como consecuencia de nuestra historia vital y que todavía no se ha resuelto.
Los celos son como un miedo vestido de espinas que tiembla ante la posibilidad de perder lo que ama.
¿Qué es la envidia?
La envidia podría ser definida como aquel deseo de poseer lo que el otro ya tiene, bien sea una cualidad, un triunfo laboral o material.
En el contexto de la pareja, suele aparecer cuando la otra persona destaca por su éxito, atractivo o reconocimiento en algún aspecto de su vida; mientras que quien envidia se siente frágil o pequeño/a ante estas cualidades, siendo éstas un reflejo de sus propias carencias no resueltas.
Por ejemplo, la envidia podría brotar cuando sentimos resentimiento al considerar que nuestra pareja tiene un círculo social más amplio o una carrera académica más fructífera que la nuestra.
Es importante señalar que este sentimiento se torna pernicioso para la vinculación, donde el refugio que debería ser nuestra pareja se desvanece y comienza a vivirse como un campo de batalla.
Puede ocurrir que nuestra pareja trate de menospreciar nuestros logros, haciéndonos sentir humillados y ridiculizados; si este comportamiento no se frena o la envidia no desaparece, podría desembocar, desafortunadamente, en maltrato psicológico. Si esto sucede, la ruptura no debería ser un asunto negociable.
Diferencias entre celos y envidia en la pareja
A veces, resulta complejo discernir entre ambos conceptos. No obstante, existen algunas diferencias entre ellos:
- Los celos se centran en proteger algo que ya tenemos, mientras que la envidia desea algo que todavía no posee.
- Los celos florecen desde el miedo, mientras que la envidia brota desde la comparación con el otro.
En cuanto a las manifestaciones y la repercusión de cada uno, aquí te dejo unos puntos clave:
- Las conductas que siguen a los celos podrían estar relacionadas con comportamientos de reaseguración, como revisar el teléfono de nuestra pareja, sentir miedo de que salga a una fiesta y que conozca a alguien más. Esto puede acarrear consecuencias fisiológicas, como un aumento de la presión arterial, frecuencia cardíaca y sudoración, entre otros.
- Las conductas relacionadas con la envidia, tienen que ver con tratar de minimizar al otro para evitar la frustración que nos genera sabernos en una posición desigual, donde percibimos a la otra persona por encima nuestro. Para contrarrestar este malestar, podría estarse haciendo uso de la minusvaloración o ridiculización, lo que, naturalmente, hace peligrar el vínculo.
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Miedo vs Rabia
En los celos predominan el miedo y la inseguridad en el amor, sentimientos que emergen ante la posibilidad de perder algo valioso para nosotros, poniendo en entredicho nuestro equilibrio emocional y sentido de bienestar.
Por otra parte, la envidia suele estar vinculada a la rabia y a la frustración, derivadas de la comparación disfuncional con el otro.
Mientras que los celos pueden generar ansiedad por el temor a perder a la pareja, la envidia puede desencadenar resentimiento hacia alguno de sus éxitos o cualidades.
¿Cómo afectan estos sentimientos en el amor?
Estas emociones pueden desencadenar conflictos en el diálogo, dificultando una comunicación asertiva que mejore el vínculo.
Tanto los celos como la envidia, son una fuente de desgaste psicológico para ambos miembros de la pareja. Este tipo de sentimientos erosionan la base de una vinculación saludable, pudiendo tornarse en una relación tóxica.
No obstante, no está todo perdido. Se pueden trabajar este tipo de dinámicas tratando de fortalecer la autoestima, practicando la gratitud, desarrollando una mayor madurez emocional o, en casos más complejos, acudiendo a terapia de pareja.
Ambos sentimientos son naturales, pero no funcionales, ya que las consecuencias que acarrean son negativas.
Manejarlos de manera adecuada puede marcar la diferencia entre el conflicto y el crecimiento emocional en pareja.
Recuerda que los celos combaten por poseer y la envidia ansía lo ajeno, pero el amor auténtico florece en la libertad de poder ser tu mismo/a