El amor es una experiencia que nos sacude y transforma. Es el latido acelerado al pensar en alguien, el abrazo de consuelo, la risa compartida y el sentimiento profundo de pertenencia.
Existen tantas definiciones de amor como humanos en la tierra. Tratamos de cuantificarlo, entenderlo y definirlo sin reparar en que, como acertadamente dijo Susan Sontag “Nada es misterioso, ninguna relación humana. Excepto el amor”.
Te invito a descubrir cuál es tu tipo para que te conozcas mejor y sepas qué buscar.
Tipos de enamoramiento
Cuando nos enamoramos lo hacemos de diferentes modos y con intensidades que varían según la persona. Aquí te facilito algunos patrones que pueden ayudarte a identificar cómo vives el enamoramiento
El enamoramiento idealista es cuando tiendes a ver a la otra persona con una mirada romántica. Resaltas sus virtudes y minimizas sus defectos. El amor se convierte así en una suerte de ideal que proyectas en el otro.
El enamoramiento práctico surge de la compatibilidad en pareja y de los valores compartidos. Este tipo de enamoramiento es más realista. Reconoces las virtudes y defectos de la otra persona sin magnificarla.
El enamoramiento platónico no busca necesariamente una relación romántica o carnal, sino que se nutre de la admiración e idealización de la persona, a menudo inalcanzable.
El amor es una alquimia secreta que trasciende la lógica y transforma el dolor en el motor de la vida.
Tipos de amor en pareja
Según Robert Stenberg el amor se construye sobre tres fundamentos clave: la intimidad que conecta, la pasión que enciende, y el compromiso que sostiene. Todo ello envuelto en una combinación única de emociones, valores y sentimientos.
Eros: una explosión de emociones intensas que conecta a los individuos a través de la pasión física y emocional.
Pragma: el amor práctico que crece con decisiones conscientes y el esfuerzo compartido de construir una vida en común.
Filia: el amor que surge desde la complicidad y la amistad, una conexión profunda que se fortalece con los años.
Ágape: un amor noble y altruista que busca dar, más que recibir, y sitúa al otro en el centro de su universo.
El amor auténtico es el eco de un lenguaje sin palabras, un susurro eterno en las fibras más ocultas del ser
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Tipos de afecto
No todo amor es romántico. Existen diferentes tipos de afecto que alimentan nuestra vida de una manera significativa.
El afecto cercano es el que experimentas en tus relaciones íntimas, como amigos y familiares. Este afecto se compone de honestidad y tiempo compartido.
El afecto protector surge cuando tienes la necesidad de proteger a alguien, como un hermano mayor o un ser querido en momentos complejos.
El afecto admirativo lo sentimos hacia personas a quienes admiramos profundamente, ya sea por su talento, bien por su bondad o por su integridad. No siempre implica un vínculo cercano, pero sí una conexión emocional.
Tips para nutrir el amor y el afecto en tus relaciones
Escucha activa: dedica tiempo a escuchar sin juzgar. La comunicación asertiva fortalece los lazos afectivos.
Expresa tu cariño: un mensaje, una llamada o un simple abrazo pueden ser suficientes para recordarles a tus seres queridos que son importantes para tí.
Cuida de ti mismo/a: el amor propio es el cimiento de toda relación saludable. Cuando te valoras puedes entregar amor sincero y completo a los demás.
Amar es un acto de fé. Es entregarse al abismo del otro, con la esperanza de que en esa caída mutua, ambos aprendais a volar.
Diferentes tipos de amor
Cuando hablamos de amor, solemos imaginar el amor de pareja, pero ese es solo una parte del amplio espectro de afectos que podemos experimentar. Gracias a las diversas teorías en torno a este concepto, sabemos que existen varias formas:
Amor romántico: amor apasionado que te acelera el miocardio. Es el amor donde predominan las primeras veces.
Amor fraternal: Es el amor que eliges, el que encuentras en los amigos que se convierten en compañeros de vida. Su fuerza reside en la complicidad, el respeto y una conexión que florece con los años.
Amor familiar: Es el primer amor que conoces, el que te da un lugar en el mundo. Un vínculo inquebrantable que te sostiene con apoyo y la certeza de que siempre perteneces a algo más grande.
Amor propio: el amor hacia ti mismo/a. Implica aceptarte, cuidarte y valorarte en todas tus dimensiones. Es el cimiento para construir relaciones sanas con los demás.
Amor universal: el amor hacia la humanidad, hacia el mundo y hacia la vida en sí misma. Es un amor desinteresado, altruista, que busca el bien común.
El amor es un movimiento constante, como un río que no solo sigue su cauce, sino que transforma todo lo que toca. Nos nutre, inspira y nos da vida. Es la chispa que nos moldea y el mapa que nos guía hacia relaciones auténticas.
Conocer sus matices es emprender un viaje hacia lo más profundo de nuestro ser; más que un vínculo con los demás, el amor es también un camino hacia nosotros mismos, revelando nuestra esencia y nuestros anhelos más grandes
