Quizás tú mismo lo has vivido. Conoces a alguien, parece que la cosa va bien, hay química, hay momentos divertidos… Pero de repente, cuando la cosa parece avanzar, y en un momento de intimidad, la otra persona recula. Se agobia. No quiere esa intimidad, la rechaza.
O tal vez lo experimentes tú mismo, en tu propia piel. Sentir que no estás receptivo, que no estás abierto al amor, aunque tengas anhelo del mismo. Esta, junto a otras señales, podría estar indicando un estilo de apego evitativo en adultos. Está claro que la forma en la que nos han criado, educado y sobre todo, amado, en la infancia, repercute en cómo amaremos y nos vincularemos de adultos.
Y esta manera en la que tú ahora te vinculas, te predispone a que acabes construyendo relaciones que siempre acaban de la misma forma. Y ese tipo de vinculaciones es lo que denominamos diferentes tipos de apego. En este artículo nos centramos en uno de ellos, el apego evitativo: cómo impacta en los vínculos y cómo gestionarlo si lo experimentamos.
¿Qué es el apego evitativo en adultos?
Vamos primero a la teoría para después bajar al terreno de la vida real. Desde la psicología se entiende el apego evitativo como uno de los estilos de apego descritos por los psicólogos John Bowlby y Mary Ainsworth, a través de su teoría del apego.
Se desarrolla cuando, de niños, nuestros cuidadores principales (generalmente los padres) no estuvieron emocionalmente disponibles o fueron insensibles a nuestras necesidades emocionales. Aprendemos, entonces, a ser autosuficientes y a evitar la intimidad para protegernos de posibles rechazos o decepciones.
En la adultez, este estilo de apego se ve reflejado en personas que tienen dificultades para formar vínculos emocionales profundos.
Los adultos con apego evitativo suelen ser independientes, autosuficientes y a veces pueden parecer distantes o desinteresados en relaciones cercanas. En general, prefieren mantener cierta distancia emocional y se sienten incómodos con la intimidad.
Así, son personas que ‘escapan’ de la intimidad. Pero es importante saber que, este estilo de apego, como cualquier otro, no es tanto algo que tengamos, sino algo desde lo que nos movemos ahora, pero que podemos cambiar. ¿Cómo? La terapia, principalmente, es la que puede ayudarnos a hacer estos cambios profundos. Pero ahora veamos con un poco más de detalle cómo reconocer el apego evitativo en adultos.
Cómo reconocer el apego evitativo en adultos: cinco señales clave
Ahora que conocemos un poco mejor el apego evitativo en adultos, vamos a ver cómo podemos identificarlo. Para saber si tú o alguien que conoces puede tener apego evitativo, te animo a reflexionar sobre si experimentas o no, alguna de estas señales:
- Necesitas siempre ‘mucha’ independencia: Valoras mucho tu autonomía y evitas depender de otros. El problema es que esto es rígido e inamovible; realmente te cuesta que alguien entre en tu vida ‘de verdad’.
- Te cuesta expresar tus emociones: No es que no te abras con cualquiera. Es que casi no te abres con nadie. Además, puedes incluso minimizar la importancia de tus emociones.
- Te agobia la intimidad: Tú dices que es agobio, pero en realidad es miedo. Miedo a conectar y que conecten contigo.
- Te resistes al compromiso: Prefieres mantener las relaciones de manera casual y superficial y no enamorarte o comprometerte de verdad.
Te retiras en los conflictos: Cuando aparece una dificultad o un conflicto, en lugar de afrontarlo, te distancias o lo evitas.
Un ejemplo práctico del apego evitativo
¿Cómo se ve el apego evitativo en adultos? Vayamos con un ejemplo práctico para ilustrarlo mejor. Imagina a Sara, una amiga de 35 años con una carrera exitosa. Sara disfruta de su trabajo y tiene una vida social activa, pero sus relaciones románticas son breves y superficiales.
Cuando una pareja intenta acercarse emocionalmente, Sara se siente incómoda y pone distancia. Ella, claro, dice que ‘no le importa, que no quiere nada serio con nadie’. Que prefiere relaciones en las que no tenga que depender de nadie, evitando así situaciones que requieran vulnerabilidad emocional.
En realidad, se está protegiendo, pero a través de esa coraza y de esta distancia que crea, tampoco puede llegar el amor (un amor que, dicho sea de paso, tal vez sí desee). Si te sientes identificado, sigue leyendo porque te revelamos algunas estrategias para empezar a trabajar en este apego evitativo en adultos.
Cómo gestionar el apego evitativo en adultos: pautas que te ayudarán
¿Cómo gestionar el apego evitativo en adultos? Primero de todo, hay que identificarlo; hay que darse cuenta de cuáles son esos patrones que se repiten y entender que esos miedos, esas inseguridades vienen muchas veces de heridas pasadas, de experiencias previas que no han sido gestionadas adecuadamente.
Trabajar en terapia te va a permitir ir deshaciendo esa coraza, permitiendo que poco a poco puedas confiar más en ti mismo y en los demás. Por otro lado, recuerda que aprender a comunicarte, a expresar tus sentimientos y emociones en tiempo presente y no a toro pasado, es fundamental.
Además, ir exponiéndote gradualmente a situaciones de intimidad, a esos pequeños momentos de vulnerabilidad, te permitirá ir ganando confianza y seguridad en ti misma.
Respeta tu ritmo, pero empieza a exponerte a la posibilidad del amor (aunque eso implique un riesgo, como cualquier vínculo).
Así, si te has identificado con este estilo evitativo, te animo a que busques ayuda profesional, que trabajes en tu autoconocimiento (puedes trabajar en esta área a través de nuestros tests de autoconocimiento) y en tu crecimiento personal.
Es posible cambiar, es posible tener relaciones sanas, plenas y satisfactorias. Y recuerda, todo esto es un proceso, no es algo que se haga de la noche a la mañana. Pero poco a poco se pueden deshacer nudos emocionales, sanar heridas, soltar defensas y empezar a descubrir que en el otro, también está la posibilidad de construir y disfrutar, y no solo de sufrir. Te mereces vivir el amor desde un lugar de apertura, ¿no crees?