¿Alguna vez has sentido que alguien, en una relación (o pseudorelación) te manda señales confusas? Son como miguitas de pan en un bosque. Pero esa persona, en realidad, nunca se compromete del todo. Te sientes confuso, no acabas de entender sus intenciones… Pero te ‘engancha’. Si todo esto te resuena, es probable que hayas experimentado el fenómeno del breadcrumbing.
Qué ocurre, que vivir esto acaba potenciando nuestra inseguridad en el amor y desgastando nuestra autoestima. En este artículo vamos a desmenuzar qué es este fenómeno, cómo funciona y, lo más importante, cómo puedes detectarlo y gestionarlo de la mejor manera para ti.
Qué es el breadcrumbing
Imagina que estás hablando con alguien que te gusta. A veces te envía mensajes, a veces no. Te hace sentir especial, pero no llega nunca a comprometerse, como si fuera un juego de “tira y afloja”. Una de cal y otra de arena. Es como si te lanzara miguitas de pan para que sigas buscando su atención, para que ‘te quedes’, pero tú nunca llegas a un lugar seguro, donde realmente puedas encontrar lo que buscas. Nunca te sientes seguro en este vínculo.
Y no entiendes esas ‘migajas’. Piensas “¿realmente me tengo que conformar con esto?” (Spoiler: no). Eso es el breadcrumbing. El concepto deriva de la palabra breadcrumb, que en inglés significa “migaja de pan”. Así, el término se origina en la práctica de dejar migajas de pan como señales para ‘no perder el camino’, en referencia al cuento de Hansel y Gretel (publicado originalmente en 1812), en el que los personajes dejaban pistas para marcar su camino en el bosque.
Y en el contexto de las relaciones, se refiere a cuando una persona te da pequeñas dosis de atención o afecto, pero sin intención de comprometerse de verdad.
Es una forma de mantenerte enganchado, sin ofrecerte nada sustancial.
Cómo explica la psicología el breadcrumbing
Desde el punto de vista psicológico, el breadcrumbing tiene mucho que ver con el deseo de mantener el control y la validación sin asumir compromisos emocionales, y se mantiene a menudo por una dinámica de co-dependencia entre ambas partes (uno ‘necesita’ que el otro esté aunque no esté realmente, y el otro, también).
Las personas que practican este comportamiento pueden hacerlo por diversas razones. A veces, se sienten inseguras en el amor y usan el breadcrumbing como una forma de obtener atención y alimentar su ego. Otras veces, simplemente solo quieren sexo y no están interesadas en construir algo más profundo.
El breadcrumbing también puede estar relacionado con patrones de comportamiento más profundos, como el miedo al compromiso. Puede ser que la persona en cuestión no quiera una relación seria, pero tampoco quiera perder tu interés. Así que, en lugar de cortar de raíz, mantiene la ilusión de una posible relación. Este tipo de comportamiento puede generar mucha frustración en la otra persona, que se queda atrapada en una relación inestable y confusa.
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Ejemplos de breadcrumbing
Ahora, pongámonos en situación. Imagina que estás conociendo a alguien y todo empieza bien. De repente, empieza a enviarte mensajes a intervalos muy irregulares: un día parece que te adora, y al siguiente, ni una palabra. Te deja en visto, pero luego, de la nada, te manda un emoji coqueto. ¿Te suena? Eso es breadcrumbing.
Otro ejemplo clásico es cuando te prometen algo, pero nunca lo cumplen. Te dicen: “Tenemos que hacer algo este fin de semana”, pero nunca llegan a concretarlo. Al principio, te entusiasmas, pero después de unos cuantos rechazos, te das cuenta de que en realidad nunca tuvieron la intención de cumplir. Todo lo que te dejaron fueron esas pequeñas miguitas de pan que nunca te llevaron a ninguna parte.
Y ojo, que el breadcrumbing no siempre es tan obvio. Puede ser que alguien te mande un “textito” corto cada semana, pero nunca se moleste en verte o en hablar de algo serio. Lo peor es que te hace pensar que puede haber algo más, cuando en realidad no hay nada.
Cómo responder al breadcrumbing
Si sientes que estás siendo víctima del breadcrumbing, lo primero que debes hacer es preguntarte: ¿realmente esta persona quiere lo mismo que yo? Si te das cuenta de que la respuesta es “no”, es hora de poner freno. Aquí compartimos contigo algunas ideas de cómo responder:
No sigas el juego: Si te das cuenta de que solo recibes migas y no una relación real, no sigas buscando esas miguitas. No te quedes esperando algo que no va a llegar. Recuerda que el tiempo y la energía que inviertes en esa relación podrían ser mucho mejor empleados en algo que te haga feliz de verdad.
Comunica tus expectativas: Hablar claro siempre es la mejor opción. Si tienes dudas sobre el compromiso de la otra persona, exprésalas. No te quedes con ellas. Un “¿qué estamos haciendo aquí?”, o “¿hacia dónde va esto?”, pueden ser formas de hacer que la otra persona se defina.
No te conformes: El breadcrumbing suele ocurrir cuando uno de los dos en la relación tiene inseguridad en el amor. Si sientes que no estás recibiendo lo que mereces, no tengas miedo de poner límites y de buscar lo que realmente quieres: una relación en la que te sientas valorado y en la que ambos estéis en la misma página.
Corta por lo sano si es necesario: Si has intentado comunicarte y la otra persona sigue sin comprometerse, no dudes en alejarte. Ten claro que, encontrar una pareja que realmente se implique y te valore es mejor que seguir persiguiendo a alguien que solo te lanza miguitas de pan.
En definitiva, vivir breadcrumbing cuando estás buscando una relación de verdad (o al menos, la oportunidad de construirla), es doloroso y confuso, pero si lo estás experimentando, que sepas que es una oportunidad para aprender a poner tus propios límites y a valorar lo que realmente mereces en una relación.
¡No dejes que nadie juegue contigo! Te mereces una relación en la que dar, pero también, recibir. Actúa alineándote con tus valores, anhelos y con tu necesidad de vincularte desde un lugar real, honesto y justo.