¿Te has sentido alguna vez como si el mundo fuera “demasiado”? Como si los ruidos fueran más ruidosos, las emociones más intensas y las decepciones más profundas… Tal vez alguien cercano no haya tenido en cuenta tus sentimientos y tú no puedas evitar darle vueltas durante horas.
Si te reconoces en esto, podrías ser una persona altamente sensible (PAS). Este rasgo, lejos de ser una debilidad, es una característica única que puede convertirse en una fortaleza si aprendes a conocerlo, entenderlo y gestionarlo. En este artículo vamos a hablar sobre las PAS para que descubras si realmente formas parte de este grupo tan especial, y de los retos que conlleva serlo.
¿Qué es una persona PAS?
Una persona altamente sensible (PAS) no es alguien “delicado” o “dramático”, como se suele pensar erróneamente. Es alguien cuyo sistema nervioso está diseñado para procesar la información de forma más profunda. Esto significa que sienten las emociones intensas de manera más aguda, notan detalles que otros pasan por alto y son extremadamente empáticos.
Este término, desarrollado por la psicóloga Elaine Aron en los años 90, describe un rasgo de personalidad que está presente en aproximadamente el 20% de la población. No es un trastorno ni algo que haya que “arreglar”, sino una forma particular de percibir el mundo. Las personas PAS suelen ser muy conscientes de los cambios en su entorno, desde el estado de ánimo de una persona cercana hasta el más mínimo cambio en el tono de voz.
Pero esta alta sensibilidad tiene su contrapartida: si no se gestiona bien, puede llevar al agotamiento emocional, la sobreestimulación e incluso una sensación recurrente de rechazo. Aprender a convivir con este rasgo es clave para disfrutar de sus beneficios y poder minimizar las dificultades que puede generar no conocerlo bien.
Señales para identificarte como PAS
¿Cómo saber si eres una persona altamente sensible? Aquí tienes algunas señales que podrían ayudarte a identificarte:
1) Sientes las emociones intensas como una montaña rusa emocional
Si algo te emociona, lo sientes hasta los huesos. Pero si alguien te decepciona, esa sensación de herida de rechazo puede acompañarte durante días, incluso semanas.
2) Eres extremadamente empático
En lugar de reaccionar a la defensiva, intenta validar la emoción de la otra persona. Una frase como: “Entiendo que esto te moleste, cuéntame cómo lo ves” puede desactivar una discusión.
3) Los entornos ruidosos o caóticos te abruman
Una oficina ruidosa, un restaurante lleno de gente o luces demasiado brillantes pueden hacer que sientas que necesitas escapar y buscar un lugar tranquilo para recargar
4) Necesitas tiempo para reflexionar
Tiendes a analizar en profundidad las conversaciones, las decisiones y hasta pequeños gestos. Si alguien se comporta de forma distante, te preguntas si hiciste algo mal y te obsesionas con saber si te quiere o si simplemente tuvo un mal día.
5) Te afectan profundamente las críticas
Aunque intentas racionalizar las críticas, pueden quedarse contigo más tiempo del que te gustaría. Incluso los comentarios más pequeños pueden desencadenar una sensación de inseguridad.
6) Notas pequeños detalles que otros pasan por alto
Desde una flor recién abierta hasta el ligero cambio en el tono de voz de alguien, tu radar emocional y sensorial está siempre encendido.
Cómo afecta a las relaciones
Si eres una persona altamente sensible, probablemente hayas notado que tus relaciones pueden ser tanto una fuente de alegría intensa como de reto emocional.
Por un lado, tu empatía te convierte en alguien profundamente comprensivo y atento a las necesidades de los demás. Tus amigos y pareja valoran esa capacidad única de escuchar y conectar. Sin embargo, la alta sensibilidad puede volverse complicada si no sabes gestionar tus emociones intensas.
Por ejemplo, si alguien no responde a un mensaje importante, puedes interpretar su silencio como una señal de rechazo, cuando quizás simplemente estaba ocupado. También puedes sentirte abrumado cuando alguien no actúa como esperabas y no sabes cómo actuar cuando alguien te ha decepcionado. Estos momentos pueden convertirse en aprendizajes profundos si trabajas en ellos.
Consejos para gestionar la alta sensibilidad
Ser una persona altamente sensible puede ser un regalo, pero requiere herramientas adecuadas para no sentirte constantemente sobrepasado. Aquí van algunos consejos prácticos:
1) Aprende a decir “no” y gestiona la culpa
Las personas PAS tienen una tendencia a priorizar a los demás, incluso a costa de su propio bienestar. Reconocer tus límites y respetarlos no es egoísta, es autocuidado, pero requiere trabajo hacerlo y aprender a gestionar la culpa que a veces surge.
2) Desarrolla técnicas de autorregulación emocional
La meditación, la escritura terapéutica o simplemente un paseo en la naturaleza pueden ayudarte a calmarte cuando te sientes sobreestimulado. Crear espacios de silencio y calma en tu día a día es clave.
3) Busca personas que te comprendan
La sensibilidad no siempre es entendida por todos, y eso está bien. Cultiva relaciones con personas que respeten tus emociones y te den el espacio que necesitas.
4) Trabaja la autocompasión y trata de no juzgarte
Si alguien te ha herido o decepcionado, en lugar de castigarte emocionalmente, repítete frases como: “Estoy haciendo lo mejor que puedo con lo que siento”. Aprender cómo gestionar la sensibilidad empieza por no juzgarte a ti mismo.
5) Infórmate y comprende tu rasgo PAS
Cuanto más entiendas sobre la alta sensibilidad y los rasgos PAS, más herramientas tendrás para enfrentar las complejidades. Hay libros, terapias y recursos diseñados específicamente para personas como tú.
6) Notas pequeños detalles que otros pasan por alto
Desde una flor recién abierta hasta el ligero cambio en el tono de voz de alguien, tu radar emocional y sensorial está siempre encendido.
Ser PAS: una mirada amable hacia tu forma de ser
Ser una persona altamente sensible no tiene por qué ser ‘un problema’. Sí, el mundo a veces puede sentirse “demasiado”, pero también tienes la capacidad única de verlo con más matices, profundidad y belleza que muchas otras personas.
La clave está en conocerte, aceptarte y aprender a cuidar de tu sensibilidad como el tesoro que es. Si empiezas a escucharte, respetarte y rodearte de quienes valoran lo que eres, descubrirás que ser una PAS es una forma maravillosa de vivir. ¿Te animas a (re)descubrirte desde esta mirada?


