Herida de abandono

Aprende a sanarla y a mejorar tus relaciones
La herida de abandono es como una cicatriz metafórica en nuestra forma de vincularnos y de presentarnos al otro, que suele surgir en la infancia. Surge al vivir la experiencia de abandono de forma precoz o repetida en el tiempo, principalmente de nuestras principales figuras de apego (padre, madre…).

Y aunque esta percepción de abandono puede ocurrir en cualquier momento de la niñez, es especialmente crítica en los primeros años de vida, que es cuando se crea la base del apego y la autoestima (por eso también se denomina herida de abandono en la infancia). Los efectos de tener esta herida en la edad adulta tienen que ver sobre todo con nuestra autoestima y con la creación de nuestros vínculos, ya sea las relaciones de pareja u otras. 

Así, las personas con una herida de abandono suelen tener una autoimagen negativa y una sensación constante de no ser lo suficientemente buenas, y esto las puede llevar a una búsqueda desesperada de validación externa y relaciones dependientes.

En las relaciones de pareja, por ejemplo, esta herida de abandono puede generar comportamientos ansiosos o controladores debido al miedo intenso a ser abandonados nuevamente. También puede llevar a evitar la intimidad emocional por miedo a ser heridos de nuevo. Pero claro, esto impide que las relaciones se desarrollen de manera sana y profunda. ¿Cómo sanar la herida de abandono?

Síntomas y señales de la herida de abandono

¿Cuáles son los síntomas de la herida de abandono? Hay varias señales que pueden indicarnos que sufrimos esta herida:

  • Autoimagen negativa (“no soy suficiente”): Uno mismo tiene una autoimagen negativa y una sensación constante de no ser lo suficientemente bueno. Esto se manifiesta a través de inseguridades y de una necesidad constante de buscar y necesitar la aprobación externa para sentirse validado.
  • Miedo a la soledad: Surge un miedo intenso a la soledad, y se evita a toda costa quedarse solo. Este temor puede impulsarlos a permanecer en relaciones insatisfactorias o tóxicas por miedo a ser abandonados nuevamente.
  • Conducta ansiosa o controladora en los vínculos: La herida de abandono y las relaciones de pareja tienen mucha relación entre sí, y por eso otra de las señales es el miedo al abandono prácticamente en cualquier vínculo, que hace que las personas se vuelvan excesivamente ansiosas o controladoras en sus relaciones.
  • Patrón de dependencia emocional: Aparece este patrón, en el que se busca que la pareja supla todas las necesidades afectivas. Esto crea un desequilibrio en la relación, donde la persona con herida de abandono puede volverse muy necesitada y demandante.
  • Cuesta mucho intimar: A menudo las personas con herida del abandono crean su máscara para protegerse del posible dolor de un nuevo abandono, ocultando quiénes son verdaderamente y evitando intimar o conectar a niveles más profundos.

Origen de la herida de abandono en la infancia

La herida de abandono en la infancia suele originarse cuando un niño percibe la falta de disponibilidad emocional de los padres, cuidadores o figuras principales. También puede ocurrir más de adolescentes, con otros familiares o incluso con amigos o parejas significativas. 

Esta percepción puede surgir de eventos puntuales, como la muerte de un progenitor o un divorcio, o de una serie de sucesos menores pero repetidos, como la falta de atención constante, la falta de validación emocional o, en definitiva, cuando se percibe que no se están cubriendo las necesidades físicas y/o emocionales propias. 

Por otro lado, en algunos casos, la herida de abandono puede originarse en situaciones de abuso o negligencia, donde la figura de autoridad o referencia no solo está ausente, sino que también es una fuente de daño emocional y/o físico. En relación a los síntomas de la herida de abandono, cuando un niño la experimenta, siente miedo, tristeza y soledad, e incluso puede cambiar su comportamiento y su percepción del mundo, que lo percibe como un lugar en el que siempre será abandonado. 
También puede volverse ansioso, retraído o desarrollar conductas retadoras. En definitiva, estos sentimientos y comportamientos distorsionan su percepción del amor y las relaciones, llevándolo a buscar validación externa y a temer el rechazo en la vida adulta. Por ello, para poder sanar la herida de abandono, es clave entender su origen.

La máscara de la herida de abandono

Las personas que sufren este tipo de herida desarrollan distintas actitudes para protegerse del dolor sufrido. Es por ello que a menudo se habla de la herida del abandono y su máscara, porque se crea esta coraza para ‘protegerse’ de los daños. Entender estas máscaras es el primer paso para entender cómo sanar la herida de abandono:

Máscara del perfeccionismo

Las personas con herida de abandono se esfuerzan mucho para alcanzar un nivel de éxito y perfección muy alto en sus vidas, tratando de ‘compensar’ esa inseguridad y buscando, a través de ese ideal, una validación constante de sus logros y su esfuerzo.

Máscara de la autosuficiencia

Otra actitud habitual es un esfuerzo titánico para demostrar que no se necesita la ayuda de nadie, que “yo solita me valgo”. Esta máscara de autosuficiencia se alimenta, a su vez, de una gran dificultad para pedir ayuda o para mostrar vulnerabilidad.

Máscara del aislamiento

Esta máscara, complementaria a la anterior, implica, en realidad, mostrar una falsa independencia extrema. De esta forma, se evita crear vínculos profundos o ‘depender’ de los demás (para evitar el daño o el abandono), pero al final se traduce en un aislamiento.

Máscara de la apariencia feliz

Otra forma de ‘ocultar’ la herida de abandono es mostrándose siempre feliz y alegre. Parece que todo va genial, pero en realidad es otra máscara que la persona se pone por temor a que los verdaderos sentimientos le hagan parecer vulnerable o menos digno de amor.

Máscara del cuidador excesivo

Otra máscara es la del cuidador excesivo, e implica mostrar una preocupación extrema por las necesidades de los demás, buscando continuamente cubrir esas necesidades y ‘salvar’ al otro, aunque esto implique olvidarse de uno mismo. Al final, lo que se busca inconscientemente es invertir tanto en el otro que sea imposible conectar con la propia herida.

¿Cómo afecta a las relaciones de pareja?

Las personas con una herida de abandono tienden a relacionarse en pareja con un fuerte temor al rechazo y a la soledad. Este miedo constante a menudo las lleva a comportarse de manera ansiosa, necesitando frecuentes reafirmaciones de amor y compromiso. 

En general, buscan parejas que les ofrezcan una sensación de seguridad y estabilidad emocional fuerte, pero esta dependencia puede resultar un poco agobiante para la otra persona, generando cierto desequilibrio. Dentro de la pareja, a menudo adoptan roles de sumisión o complacencia excesiva para evitar el abandono, sacrificando sus propias necesidades y deseos para mantener la ‘armonía’.

Las principales carencias y problemas en las relaciones de quienes tienen esta herida son una baja autoestima y una constante necesidad de validación externa. Tienen dificultades para confiar plenamente en su pareja, temiendo siempre que en algún momento serán abandonadas. Esta inseguridad se manifiesta a través de celos, comportamientos controladores o una excesiva dependencia emocional que acaba generando infelicidad.

¿Cómo sanar la herida de abandono?

¿Cómo sanar la herida de abandono? Hay algunas recomendaciones que nos pueden ayudar:

  • Reconocer y aceptar la herida: El primer paso es reconocer la presencia de la herida de abandono en nuestras vidas y aceptar su impacto en nuestras relaciones y autoestima. Esto nos ayudará a empezar a sanar.
  • Buscar apoyo terapéutico: Un terapeuta especializado en trauma y relaciones nos puede ofrecer un espacio seguro para explorar nuestros patrones de comportamiento y pensamiento, tomar conciencia de ellos e internalizar estrategias para cambiarlos.

Cuidarnos y aprender a marcar límites en las relaciones: Es importante cuidarnos por dentro y por fuera para fortalecer nuestra autoestima. Y una forma de cuidarnos es aprender a marcar límites en nuestros vínculos, escogiendo bien quién nos aporta y quién no.

Ejercicios para sanar la herida de abandono

Hay algunos ejercicios para sanar la herida de abandono que nos pueden ayudar. Te proponemos cuatro:

  1. Reconecta con tu niño interior y dale lo que necesita

Muchas veces, la herida de abandono implica una desconexión con diferentes partes de uno mismo. Por ello uno de los ejercicios para sanar la herida de abandono es reconectar con tu niño interior, por ejemplo a través de la visualización y la meditación. Habla con ese niño interior con amor y comprensión, pregúntale qué necesita (que no tuvo en su momento) y ofréceselo simbólicamente.

  1. Escribe un diario para conocerte mejor

La escritura terapéutica es un ejercicio ideal para conectar con las propias emociones. Puedes explicar cómo te has sentido en el día a día, en tus relaciones, qué personas te hacen sentir bien, con cuáles no conectas… Al cabo de unos días, reléelo; ¿lo vives, o lo ves, igual?

  1. Identifica los desencadenantes de esa herida

Prueba a identificar cuáles son las situaciones o interacciones que desencadenan emociones relacionadas con la herida de abandono. Tomar conciencia de ello te ayudará a comprenderte mejor y a descubrir qué necesitas para sanar.

  1. La terapia psicológica como aliada: pide ayuda

Recuerda que también puedes iniciar un proceso terapéutico que te ayude a identificar esta herida de rechazo y a encontrar las estrategias para curarla. En Mia podemos ayudarte a través de nuestra terapia online.

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