¿Has sentido alguna vez que alguien te mantiene cerca, pero nunca demasiado? ¿Que te busca solo cuando le apetece, como si fueras una opción cómoda más que una prioridad? Puede que estés siendo víctima de benching. Y si ahora mismo se te acaba de encender una lucecita por dentro, quédate a leer. A muchas personas les ocurre, pero muy pocas saben ponerle nombre.
Como psicóloga he escuchado este patrón repetirse en consulta más veces de las que me gustaría: historias de conexiones intensas que luego se apagan sin explicación, de personas que reaparecen justo cuando estás a punto de olvidarlas, de ilusiones que se encienden y se apagan como una luz con mal contacto… Esto no es casualidad, y tampoco es amor: es benching.
Benching, ¿qué es?
El término benching proviene del inglés “bench”, que significa “banco”. Como cuando en los deportes alguien se queda en el banquillo, esperando su turno. En las relaciones, se refiere a cuando una persona te mantiene cerca, pero sin comprometerse contigo. No quiere nada serio, pero tampoco te deja ir. No es que no te quiera… es que no quiere perder la posibilidad de tenerte.
A veces lo disfrazan de sinceridad: “No estoy preparado para algo serio, pero me encantas”. Otras, ni siquiera lo dicen: simplemente desaparecen y reaparecen con un mensaje casual, una historia de Instagram respondida, un “he pensado en ti” cuando tú ya estabas reconstruyéndote.
¿Por qué ocurre?
El benching ocurre, en muchos casos, por pura conveniencia. La otra persona te percibe como alguien agradable, deseable o disponible, pero no quiere —o no sabe— comprometerse emocionalmente. Prefiere mantener abiertas varias opciones, y tú eres una de ellas. Eres el “por si acaso”.
También puede haber detrás un patrón de amor por conveniencia, donde el interés no está en ti como persona, sino en lo que puedes aportar: atención, validación, compañía, sexo, ego. Sin que tú lo sepas, te han convertido en un suministro emocional intermitente. Y cuando empiezas a notar el vacío, ya estás atrapado en la rueda de la dependencia emocional.
¿Cómo detectarlo?
Las señales del benching no siempre son obvias. De hecho, muchas veces se confunden con una relación que “va despacio” o que “aún se está definiendo”. Pero si prestas atención, hay patrones claros:
- Aparecen y desaparecen. Su contacto es intermitente. Cuando tú das un paso hacia atrás, ellos reaparecen. Cuando tú vuelves a confiar, ellos se esfuman.
- Nunca hay claridad. Evitan poner etiquetas o hablar del futuro. Si preguntas qué sois, lo esquivan o se ponen nerviosos.
- Te dan migajas emocionales. Un mensaje cariñoso de vez en cuando, una noche bonita, pero luego el silencio. Nunca terminan de entregarse.
- Tú siempre estás esperando. Su mensaje, su decisión, su tiempo. Sientes que estás “a medio camino” constantemente.
- No se comprometen, pero se molestan si tú te alejas. Ahí puedes empezar a saber si te manipulan: se ofenden, se victimizan, o te hacen sentir culpable por buscar claridad.
Las consecuencias del benching en la autoestima
El benching no solo desgasta. Daña. Poco a poco te va quitando confianza, generando ansiedad, frustración, incluso estrés emocional. Te preguntas si hiciste algo mal, si no fuiste suficiente, si te equivocaste al ilusionarte. Y el problema no eras tú: era el otro, y su necesidad de tenerte como opción sin darte un lugar.
He visto muchas personas pasar de sentirse fuertes a perderse en una relación tóxica de migajas y silencios. El benching desordena tus límites, tu percepción de ti mismo, y alimenta la idea errónea de que el amor se gana esperando. No. El amor se construye, no se mendiga.
TEST GRATIS- ¿TU PAREJA ES UN NARCISISTA?
Realiza nuestro test y descubre en 5 minutos si tu pareja tiene comportamientos narcisistas y si está abusando emocionalmente de ti.
¿Cómo solucionarlo?
Salir del benching empieza por darte cuenta de que estás ahí. Y no, no necesitas una confirmación explícita del otro para saberlo. Basta con cómo te hace sentir la dinámica: si hay más dudas que certezas, más ausencia que presencia, ya tienes tu respuesta.
Aquí algunas claves para romper ese ciclo:
- Reconecta con tu dignidad emocional. Pregúntate: ¿quiero ser la prioridad de alguien o su entretenimiento intermitente?
- Rompe el silencio incómodo. Si sientes que estás en el banquillo, exprésalo. “Siento que solo me buscas cuando te apetece. Yo busco una conexión real.” Si se aleja, ya sabes que estabas en lo cierto.
- No caigas en el victimismo manipulador. A veces, cuando les confrontas, intentan hacerte sentir mal. “¿Ahora soy el malo? Solo quería ir con calma.” No te confundas. El respeto no se improvisa.
- Rodéate de vínculos nutritivos. Personas que te valoren por lo que eres, no por lo que puedes ofrecerles a ratos.
- Y sobre todo: no te conformes con estar en un banquillo emocional. El amor sano no te pone a esperar. Te incluye, te escucha y te hace sentir en casa.
El benching no es casualidad, ni es culpa tuya. Es una estrategia emocional —a veces inconsciente, otras muy calculada— que mantiene vivas conexiones sin compromiso. Si lo estás viviendo, que sepas esto: mereces una relación clara, honesta y recíproca. No eres una opción. Eres una persona. Y nadie debería acostumbrarse a ser elegido solo cuando al otro le viene bien.


