Existen muchas estrategias para retener emocionalmente al otro. Aquí tienes las 4 máximas del buen manipulador.
Detecta si estás en alguna de estas escenas y averigua cómo evitarlas. Ten presente que jamás puede existir un manipulador si no hay una víctima al igual que no hay reverso sin cara.
¿Te resultan familiares?
–OBLIGACIÓN: Hacer sentir al otro obligado a corresponder.
“Yo en su día hice el esfuerzo por ti, pensaba que tú harías lo mismo. Pero claro… cada uno es como es”.
En muchas ocasiones, el manipulador te ofrece algo que, aunque a simple vista parezca gratuito, será una arma que a corto-medio plazo le facilitará que permanezcas a su lado o que le correspondas de la misma manera.
Cuando alguien te presta su ayuda o te sorprende con obsequios es porque esa persona lo ha decidido así. En ningún caso implica que tú tengas que corresponderle de la misma manera. A pesar de eso, si ves que a menudo te enganchas con este tipo de juego, es más prudente que no aceptes todo lo que el otro te ofrece, seguro que así te es más fácil mantenerte en tu posición.
El no deberle nada a nadie es la mayor de las libertades.
–AMBIGÜEDAD: Lanzar mensajes confusos.
¿Qué diferencia existe entre “¿Puedes hacerte cargo de mi perro el domingo que viene? Tengo una fiesta.” Y “Bufffff, estoy súper agobiada. Creo que no podré ir este domingo a la fiesta de mi mejor amiga, con lo importante que es para mi, qué lástima… Y todo porque me tengo que hacer cargo de mi perro, no puedo dejarlo sólo, pobrecito…”.
En el primer caso se expone una petición, que puedes aceptar o rechazar en función de tus necesidades. En el segundo, se intenta acorralar al otro a través de la culpa y la compasión, lo que se convierte en una exigencia más que en una elección.
La “magia” de la manipulación reside en no hablar de ella. En el momento en que el otro la destapa, el juego manipulativo se rompe.
Expresa claramente cómo te sientes y le desarmarás:
TÚ: “¿Me estás pidiendo que me quede con tu perro?”
ÉL/ELLA: “¡Nooooo, en absoluto!”
TÚ: “Ah, me había sentido en esa tesitura.”
Seguro que el otro ve que el camino que ha intentado tomar no le funciona contigo.
-MIEDO: Castigar al otro con silencios, actitudes de enfado y rintintín.
Suele tratarse de un castigo silencioso, ya que se siente pero no se expresa abiertamente. Es tan molesto aquello que recibes sin merecerlo que prefieres acceder a los deseos del otro por miedo a que vuelva a darse esa situación. Pero así sólo consigues agravar la situación y que con el tiempo sea imposible actuar de la manera en que un día tú consideraste normal.
Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros. Marca tus reglas desde el inicio en cualquier relación que establezcas.
-VICTIMISMO: Hacer sentir culpable al otro adoptando un rol de víctima
“No te preocupes, si estás tan liado ya cargaré sola todos los paquetes aunque me duelan las cervicales”.
El manipulador utiliza la posición de víctima para fomentar tus sentimientos de culpa y arrastrarte con ellos.
En las citadas palabras, hay un tono de castigo por no acceder a las peticiones pero quizás, si lo haces, acabes dejando de lado tus necesidades e intereses lo que acabaría mermando tu persona.
Plantéate si realmente accedes porque lo deseas o porque la culpa se apodera de ti.