En las relaciones humanas siempre aparecen diferencias y conflictos, pero no todas las personas los gestionan del mismo modo. Algunas logran hablar y cerrar los asuntos con cierta facilidad; otras, en cambio, tienden a quedarse atrapadas en la ofensa. Cuando esto ocurre, hablamos de una persona rencorosa, alguien que guarda resentimiento y dificultad para soltar lo vivido.
En este artículo quiero explicar qué hay detrás de esa actitud, cómo se manifiesta y qué podemos hacer si convivimos o nos relacionamos con alguien que funciona desde el rencor.
Qué es el rencor y cómo se manifiesta
El rencor es una emoción enquistada que surge cuando la persona siente que ha sido dañada o tratada de manera injusta, y no logra gestionar ni soltar esa herida. A diferencia del enfado puntual, el rencor se prolonga en el tiempo y se convierte en una forma de mirar al otro.
El resentimiento emocional se manifiesta en:
1) Recordar constantemente lo sucedido.
2) Reprochar hechos pasados incluso en nuevas discusiones.
3) Mantener una actitud fría, distante o castigadora.
4) Alimentar fantasías de revancha o justicia.
Características que definen a las personas rencorosas
Aunque cada historia es única, una persona rencorosa y vengativa suele compartir ciertos rasgos:
1) Memoria selectiva
Recuerda con detalle cada ofensa, pero olvida los momentos positivos.
2) Dificultad para perdonar
Confunde el perdón con justificar al otro y se resiste a soltar.
3) Sensibilidad a la crítica
Percibe cualquier comentario como un ataque personal.
4) Tendencia a revictimizarse
Se coloca en el papel de víctima y utiliza el pasado como arma en el presente.
5) Conductas vengativas
En algunos casos, busca “ajustar cuentas”, aunque sea de manera sutil.
Cómo tratar con una persona rencorosa
La pregunta clave suele ser: ¿Cómo actuar ante una persona rencorosa y vengativa? No existe una fórmula mágica, pero sí pautas que ayudan:
1) Mantener la calma: evitar entrar en su mismo terreno de reproches.
2) Poner límites claros: no permitir chantajes emocionales ni manipulaciones.
3) Validar la emoción, no la conducta: reconocer que se siente herida, sin justificar actitudes destructivas.
4) Fomentar la comunicación asertiva: hablar de lo que ocurre aquí y ahora, no de lo que pasó hace años.
5) No asumir la responsabilidad completa: cada uno es dueño de cómo gestiona sus emociones.
El rencor en la pareja
En la pareja, el rencor puede ser especialmente dañino. Cuando uno de los miembros acumula reproches no resueltos, la relación se convierte en un campo minado. Lo cotidiano queda contaminado por el pasado, y cualquier conflicto activa viejas heridas.
Algunos síntomas de resentimiento en la pareja son:
- Frialdad emocional o falta de intimidad.
- Discusiones repetitivas sobre temas antiguos.
- Castigos silenciosos (indiferencia, retirar el afecto).
- Imposibilidad de construir confianza.
Trabajar el resentimiento emocional en terapia relacional es fundamental para transformar la dinámica y recuperar la conexión real.
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¿Las personas rencorosas son malas?
Una pregunta habitual es si una persona resentida o rencorosa lo es porque tiene “maldad”. La respuesta es no. No se trata de personas malas, sino de personas heridas que no saben gestionar lo que sienten.El rencor es, en muchos casos, un mecanismo de defensa frente al dolor o la sensación de injusticia. Sin embargo, cuando se cronifica, destruye tanto a quien lo siente como a quien lo recibe.
Conclusión
Tratar con una persona rencorosa no es sencillo. Requiere paciencia, claridad en los límites y, en muchos casos, ayuda profesional para trabajar las raíces del resentimiento emocional. La clave no está en justificar ni en complacer, sino en fomentar relaciones más conscientes donde cada uno pueda hacerse cargo de lo que siente.


