No es lo mismo tener autoestima que tener ego. Y todos tenemos ego, lo que ocurre es que algunos lo alimentan más que otros, o le dan más valor que otros. Y a veces, en nuestras relaciones más cercanas, sentimos que algo invisible pero fuerte se interpone entre nosotros y las personas que queremos. Ese “algo” podría ser justamente el ego.
Si alguna vez te has encontrado en una discusión en pareja pensando: “¿Por qué me cuesta tanto dar mi brazo a torcer?”, o has sentido que una crítica te duele más de lo que debería, estás experimentando el impacto del ego. Pero, ¿qué es el ego exactamente? Y lo más importante, ¿cómo influye en nuestras relaciones?
En este artículo trataremos de entender qué es el ego, cómo afecta a nuestras relaciones personales y qué podemos hacer para que deje de interferir en nuestra vida amorosa y emocional.
¿Qué es el ego?
El ego es una parte de nuestra identidad, esa voz interna que busca protegernos, validarnos y recordarnos quiénes somos. A menudo se describe como un “yo” mental, la imagen que construimos de nosotros mismos basándonos en nuestras experiencias, valores y cómo queremos que los demás nos perciban.
Aunque el ego no es intrínsecamente malo, puede volverse problemático cuando se convierte en una barrera que nos impide conectar genuinamente con los demás, o cuando necesitamos alimentarlo constantemente a través de la validación ajena (esto ocurre mucho por ejemplo en el narcisismo).
Así, en lugar de ayudarnos, a veces el ego nos lleva a defendernos de heridas reales o imaginarias, a exagerar nuestras virtudes o a negarnos a aceptar nuestras debilidades. Esto puede generar heridas del ego que nos hacen reaccionar de forma desproporcionada, especialmente en relaciones cercanas.
Por ejemplo, si tienes una autoestima baja, el ego puede actuar como una armadura para protegerte, pero también puede hacer que te cierres o ataques a los demás cuando sientes que estás siendo cuestionado.
Cómo influye el ego en las relaciones
El ego juega un papel importante en nuestras relaciones. A menudo, el choque entre dos egos es lo que genera conflictos y malentendidos. En lugar de escuchar desde el corazón, muchas veces respondemos desde el orgullo o la necesidad de tener razón.
Relaciones y ego
Imagina esta escena: tu pareja te hace una crítica constructiva, pero en lugar de aceptarla, te pones a la defensiva, sientes que es un ataque personal y acabas discutiendo por algo que inicialmente no era un problema (y esto de forma sistemática). Aquí es donde el ego interviene, magnificando la herida de rechazo y transformando una conversación en una pelea que emocionalmente desgasta.
En las relaciones, el ego también puede provocar dinámicas de poder. Por ejemplo, cuando uno de los miembros de la pareja siente la necesidad de estar siempre por encima o cuando una relación tóxica se perpetúa porque ambas partes están atrapadas en un ciclo de orgullo, miedo e inseguridades.
Por otro lado, las heridas del ego, como la sensación de no ser suficiente o el temor a ser abandonado, pueden hacer que nos comportemos de forma posesiva o controladora, alejándonos aún más de la conexión real que deseamos.
Señales de un ego descontrolado en pareja
Pero… ¿Cómo saber si el ego está tomando las riendas en tu relación? Estas son algunas de las señales:
1) Buscas desesperadamente ‘tener la razón”
No importa cuál sea el tema, sientes que necesitas demostrar tu punto de vista, incluso si eso significa herir los sentimientos de tu pareja.
2) Te cuesta (mucho) pedir perdón
El ego descontrolado a menudo ‘ve’ las disculpas como una señal de debilidad, cuando en realidad son una muestra de madurez emocional.
3) Reaccionas de forma exagerada ante las críticas
Si cualquier comentario de tu pareja, por más pequeño que sea, lo sientes como un ataque personal, es probable que el ego esté influyendo en tu percepción.
4) Compites en lugar de buscar la colaboración
En lugar de trabajar como un equipo, sientes que estás compitiendo con tu pareja, buscando ser “mejor” o tener más control en la relación (aunque sea de forma inconsciente).
5) Acumulas resentimiento
El ego alimenta el rencor cuando no sabes cómo gestionar los desacuerdos, lo que puede llevar a conflictos constantes y desgastantes.
Cómo reducir el impacto del ego en el amor
Aprender cómo manejar el ego en el amor no significa eliminarlo por completo (eso es imposible), sino comprenderlo y encontrar cierto equilibrio. Aquí tienes algunas estrategias útiles:
1) Practica la autoconciencia
La próxima vez que te sientas molesto o a la defensiva, pregúntate: “¿Es mi ego el que está hablando ahora? ¿Estoy reaccionando desde el miedo o desde el amor?” Reconocer cómo actúa tu ego es la forma de empezar a reducir su impacto.
2) Trabaja en tu autoestima
Muchas veces, un ego descontrolado está relacionado con una autoestima baja. Cuanto más seguro te sientas contigo mismo, menos necesitarás defenderte o buscar validación externa.
3) Escucha para comprender, no para responder
En lugar de prepararte para rebatir lo que dice tu pareja, intenta escuchar de verdad. Esta es una forma de empezar a reducir tensiones y fortalecer vuestro vínculo.
4) Haz las paces con tus heridas
Las heridas del ego, como el miedo al rechazo o las inseguridades no resueltas, suelen dictar nuestras reacciones. Por ello, considera trabajar estas heridas en terapia o a través de prácticas como la escritura emocional para liberar su peso.
5) Cambia el enfoque del “yo” al “nosotros”
En lugar de pensar en ‘ganar’ una discusión, pregúntate: “¿Qué es lo mejor para nuestra relación?” Esto te ayudará a priorizar el amor sobre el orgullo.
Ego en las relaciones: no se trata de eliminar, sino de entender e integrar
El ego puede ser tanto un aliado como un obstáculo en nuestras relaciones. Entender qué es el ego y cómo actúa en nuestras emociones nos permite dar un paso atrás, soltar el orgullo y abrirnos a relaciones más auténticas y amorosas.
Recuerda que no se trata de eliminar el ego, sino de integrarlo de forma sana para que, en lugar de separarte de quienes amas, te acerque aún más. No olvides que el amor genuino siempre está más allá del ego.


